Historia de la Casa de los Azulejos
Por Maestra Tokiyo Tanaka Nishiwaki, UNAM.
[Capítulo 4]
En el capítulo anterior, vimos que el conde Vivero, en su informe dirigido a los reyes de España, se refería a Ieyasu Tokugawa empleando el título de “Emperador Taikosama”, y pensamos por qué Ieyasu se habría convertido en “Taikosama”. En esta ocasión, me gustaría buscar la razón por la que al “Shogun” Ieyasu se le llamaba “Emperador”.
Podríamos suponer, en primer lugar, que el conde Vivero consideraba como “Emperador”, al estilo europeo, a Ieyasu quien ocupaba el poder supremo en Japón, sin saber de la existencia del emperador. Sin embargo, los hechos históricos no lo corroboran. El conde Vivero permaneció en Japón casi dos años. Durante su estancia, asistía a algunas ceremonias oficiales como invitado especial y conocía personalmente tanto al emperador de ese entonces como a Ieyasu, a la vez. Por lo tanto, lógicamente estaba enterado de la existencia del emperador y, además, no se le podría escapar de la vista la figura de Ieyasu que siempre se hallaba un paso atrás del emperador.
Entonces, ¿por qué se atrevió a usar “Emperador” para llamar al Shogun Ieyasu? Parece que esto se debe a la situación particular de España. Echemos un vistazo a la historia de España correspondiente a esa época. El padre del rey español era Carlos I, quien era, a la vez, el emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano. En el momento de su muerte, dejó el puesto de emperador a su hermano menor Fernando I, y el trono de España a su hijo Felipe II. El emperador representa al que tenía el mando de los reyes de otros países, y en este sentido su puesto era superior al del rey. Sin embargo, la sucesión del emperador no era hereditaria como es el caso del rey, sino que se elegía según la capacidad.
Por ejemplo, los cinco emperadores de la Antigua Roma (Trajanus y Hadrianus, entre otros) no llegaron al trono por sucesión familiar, sino fueron designados por su propia capacidad. Por otro lado, Napoleón se levantó desde el nivel de artillería, llegando finalmente a ser el “Emperador” de Francia, y no el rey francés.
El “Rey” es hereditario y el “Emperador” es elegido conforme a la habilidad, entonces, Ieyasu se calificaría como “Emperador”. “Emperador Taikosama”, título puesto en la pintura mural de la Catedral de Cuernavaca, es apropiado precisamente para Hideyoshi Toyotomi.
Además, existe otra razón por la que al conde Vivero le convenía ubicar al “Rey” más arriba que el “Emperador”. Primero, él era servidor del rey de España y no del emperador. Si se hubiera considerado al emperador japonés como “Emperador”, literalmente, y a Ieyasu como “Rey”, habría quedado el rey de España inferior. Empleando el título de “Rey” al emperador que era superior a Ieyasu, y llamando a éste por “Emperador”, tal vez querría intentar transmitir su idea de que el rey de España era superior al emperador.
Sin embargo, aún nos quedan algunas dudas. El título honorífico de Ieyasu era oficialmente “Shogun”, que quiere decir “Capitán General”. ¿Por qué no usó este título oficial”? No es porque no tuviese conocimiento de ello. Efectivamente, escribía “Shogun” en las cartas que enviaba a Japón. Pero pensó que no sería posible que los reyes españoles se dieran cuenta del poder de Ieyasu, si usaba el título de “Shogun”, que significa jefe militar. Por consiguiente, podríamos suponer que usó, por separado, “Shogun” para hablar a Japón y “Emperador” para dirigirse a España.
Es complicado el uso de títulos honoríficos en cualquier período, y resulta todavía más difícil entre países con culturas diferentes. ¿Habría decidido el conde Vivero emplear el título de “Emperador Taikosama” para Ieyasu, después de haberse calentado los sesos?
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