jueves, 3 de septiembre de 2009

Historia de la Casa de los Azulejos Capítulo 7

Historia de la Casa de los Azulejos
Por Tokiyo Tanaka, profesora de CEPE, UNAM

[Capítulo 7]

En el informe escrito por el conde Vivero, encontramos varios puntos que parecen extraños para los lectores. Uno de ellos es su modo de pronunciar los lugares de Japón.

Por ejemplo, él registró Edo como “Yendo” y Suruga como “Surunga” ¿Se debe este hecho simplemente a errores auditivos? Si no fue por este tipo de error, ¿por qué razón escribió “Yendo” y “Surunga”? Es que los japoneses de aquel entonces pronunciaban de esa manera, y por eso él representaba las palabras correctamente según las oía.

En realidad, la pronunciación de las palabras no es invariable, sino que va evolucionando con el transcurrir del tiempo. Aquí citaré un ejemplo famoso. La palabra que actualmente pronunciamos “haha (mamá en japonés)” era “papa” en los tiempos antiguos. No se trata de la inversión sexual, sino que se debe al cambio fonético. El sonido de la línea de “ha (se pronucia como “ja” en español)” actual se pronunció con la consonante “p” en los períodos Heian y Kamakura. Al comenzar el período de Muromachi, la pronunciación cambió a “f” y se usó el sonido con “h (j)” en el período de Edo, el cual se ha conservado hasta la fecha.

Entonces, ¿cómo ha sido posible averiguar lo anterior sobre épocas en las que no existía la grabadora? El estudio se realiza con dos métodos principales. En el primero, se localiza una parte de algún documento antiguo donde se registra la sílaba “ha” actual, y se hace una presunción relacionada con su pronunciación a través de algún comentario referente a la misma. Como un ejemplo concreto, tenemos una adivinanza que dice; “Se puede encontrar dos veces con la mamá (papa en japonés), pero ni una vez con el papá (chichi). ¿Qué es?” La respuesta; “los labios”. Es decir, los labios se juntan dos veces cuando se pronuncia “papa”, por lo que la palabra “mamá” en japonés se pronunciaba como “papa” en aquel entonces.

En el segundo, se presume la pronunciación de los tiempos antiguos basándose en los documentos elaborados por los misioneros cristianos y los extranjeros que llegaron a partir del período de Muromachi, y que escribieron las palabras en japonés con letras romanas. Los sonidos de la línea de “h” en la época de Muromachi se representaron con la “f”. En el diario del inglés llamado Cock(?) se usó la “h” en la época de Edo (se escribió Haconey para “Hakone”, por ejemplo). En resumen, el sonido actual de la línea de “ha” ha sufrido un cambio fonémico de “p”, “f” a “h”.

Analizaremos la palabra “Yendo (Edo)” de la misma manera. En primer lugar, nos damos cuenta de que en los tiempos antiguos existían tres sonidos para la vocal “e” actual. Se pronunciaban de distintas maneras como “e”, “ye” y “we” de las líneas de “a” (vocales), “y” y “w”, respectivamente. En las obras realizadas por Kino Tsurayuki en el período de Heian, encontramos el uso de distintas letras de kanji para representar los sonidos “e” y “ye”. En cuanto al “we”, podemos observar otra escritura en otros documentos antiguos. A finales de la era de Heian, se uniformó en “ye” y desaparecieron los sonidos “e” y “we”. Se escribían con “ye” en todos los documentos de la religión cristiana en la era de Muromachi. En esta era el centro político de Japón se localizaba en la región de Kansai (en el oeste), y el conde Vivero debe haber utilizado la pronunciación de esa región para escribir “Ye-ndo
(Edo)”. ¿Por qué se ha llegado a pronunciar como “e” actualmente?” La razón es que el centro político se trasladó a Edo (en el este) y, por eso, recobró la fuerza la pronunciación “e” de la región de Kanto. Sin embargo, según los comentarios registrados en ese entonces, la pronunciación “e” sonaba “descortés” y se recomendaba no utilizarla. Dado que el antes citado escritor Kino Tsurayuki aplicó el kanji para “ye”, podemos darnos cuenta de que el sonido “e” de “Edo” se pronunciaba como “Ye”.

Ahora bien, ¿qué pasó con el sonido representado por “ndo” de “Ye-ndo” y “nga” de “Suruga”? Según los datos registrados, desde los tiempos antiguos hasta la era de Muromachi, los sonidos de las líneas “ga” y “da” se nasalizaban, por lo que lo correcto sería escribir con “nga”, “ndo”, etc. Estos sonidos fueron reemplazados por los “ga” y “do” de la pronunciación clara de los habitantes de Edo en la región de Kanto, y se arraigaron más adelante. Por consiguiente, las palabras “Yendo” y “Surunga” escritas por el conde Vivero estaban de conformidad con la pronunciación auténtica de aquel entonces, y no se cometían errores auditivos.

En México se pronuncia como “Biombo” la mampara formada por varios bastidores articulados, tal vez sea porque se haya quedado la pronunciación de aquella época en la que fue llevado a México vía Filipinas.

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