“Historia del Japón a través de cinco encuentros con México”
Por Maestra Tokiyo Tanaka Nishiwaki, UNAM.
No.2 -1597 La crucifixión de Felipe de Jesús en NAGASAKI.
La estatua del único santo mexicano, San Felipe de Jesús, se encuentra con los otros veinticinco mártires en NAGASAKI, que está al sur del Japón. Ellos fueron crucificados por HIDEYOSHI, el segundo gobernante dedicado a lograr la unificación nacional.
Felipe de Jesús llegó a Japón por un accidente que sufrió su barco cuando navegaba por el sur del Japón, al igual que los frailes de la orden de los franciscanos.
En cuanto a la vida personal de Felipe de Jesús, existen varias versiones. Una de ellas nos informa que su vida no era muy propia, y menos para ser declarado como un santo. Aparentemente él era el hijo de una familia muy rica, y, como puede suceder, era un famoso mujeriego. Sus padres lo metieron al convento de la orden de los franciscanos con la intención de que su vida cambiara. Sin embargo, al paso del tiempo ni su conducta ni su reputación mejoraron. Sus padres cambiaron de planes al ver fracasar su intención de convertirlo en monje, y lo enviaron a las Filipinas con un buen capital para que aprendiera a ser un buen comerciante. Este segundo plan tampoco funcionó.
Pero aquí ocurrió un cambio inesperado: Felipe de Jesús cambió de idea milagrosamente, y decidió volver a pertenecer a la orden de los franciscanos. Con el fin de recibir la orden oficial de ser misionero, tomó un barco de las Filipinas que partía a México. Por desgracia, su barco naufragó en el sur de Japón. Finalmente, su destino lo alcanzó: su crucifixión en NAGASAKI.
Para podernos explicar este hecho histórico, debemos retroceder unos cincuenta años en el tiempo. Alrededor de 1550, casi todo el Japón se hallaba dividido en feudos comandados por señores feudales, pero ya se habían establecido las bases para una nueva forma de unidad política.
Como era natural, muchos de los señores feudales más poderosos empezaron a aspirar a formar una unidad , enseñoreándose frente a los demás señores feudales. Es posible que este proceso se halla apresurado con la introducción de las armas de fuego procedentes de Europa.
Los primeros europeos en llegar al Japón fueron unos comerciantes portugueses en 1543. Ellos arribaron accidentalmente a una isla situada en el extremo sur de Japón, debido a que naufragó el barco en el que habían zarpado desde Macao, la colonia japonesa. Este barco transportaba armas de fuego. Los japoneses notaron de inmediato las armas, que eran “mosquetes de llave” y empezaron a imitar su fabricación, hasta lograr mejorar su tecnología. El uso de las armas de fuego pronto llegó a arraigarse más en el Japón que en la Europa de la época.
Con la ayuda de esta avanzada tecnología militar, los señores feudales sometieron a sus rivales rápidamente. El resultado fue la unificación del Japón a finales del siglo XVI. Este proceso fue logrado por tres gobernantes sucesivos, cada uno de los cuales se apoyó en la obra de su predecesor.
El primero fue NOBUNAGA. Para unificar al país, tuvo que someter a los señores feudales. Además, se vio obligado a exterminar a los monjes de la secta budista TENDAI, que eran sus rivales más temerosos, y lograr acabar así con el poderío militar de las populares sectas budistas de la región.
NOBUNAGA consideró a los misioneros portugueses de la orden jesuita como aliados en su lucha por destruir el poder de las sectas budistas. Los comerciantes portugueses continuaron llegando a Japón después del descubrimiento de las islas en 1543.
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